China queda lejos.
La pandemia de Covid-19 ya afectó a la propia fabricación de juegos de mesa eh los meses del 2020 principalmente. Además la pandemia en general, y algunos problemas circunstanciales como el atasco reciente del Canal de Suez (donde quedaron atrancados varios envíos de juegos también a España), han provocado retrasos en el movimiento de mercancías marítimo a nivel global. Como consecuencia los precios para el transporte en el tiempo previsto se han incrementado, afectando también a los juegos de mesa.
Paradojas del mercado capitalista mundial y sus pocos miramientos éticos, para muchas empresas fabricar en China, un país con libertades recortadas y permisividad con las copias piratas, y después transportar los juegos hasta Europa o Estados Unidos de América; es pese a todo en conjunto más barato que usar fábricas más cercanas (y sin tener en cuenta encima el coste ecológico). Y ocurre así desde desde hace ya décadas con muchos productos que consumimos, también con juegos de mesa.
En la web Kotaku hacen un repaso la situación, recogiendo testimonios de algunas editoriales de juegos estadounidenses: Shipping Prices For Board Games Have Gone Through The Roof (28 junio 2021), por Luke Plunkett.
Los gastos de envío suben entre un 300% y un 400%, un coste que algunas editoriales no pueden asumir.
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Muchos editores se ven obligados a aumentar los precios de los juegos y a reducir los costes en otros ámbitos, como la localización, ya que los márgenes se reducen debido al aumento de los costes de envío (además de los costes de fabricación, que también han aumentado).
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Curiosamente, la mayoría de los retrasos y las mayores subidas de precios los están sufriendo las empresas que fabrican juegos en China (que son muchas), mientras que las que tienen juegos fabricados en Europa informan de que las cosas no están tan mal.
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La cuestión comienza a ser grave y hay vaticinios de que la cosa puede no remontar en breve, al menos desde la perspectiva de los USA. El Whitcombe (Cryptid Park Ranger @ Twitter), empleada de diversas compañías en la industria de los juegos estadounidense en la última década, expresaba su inquietud sobre este tema en conversación con autores y editores (9 julio 2021 - Twitter):
Sinceramente, no tengo ni idea de cómo van a ser las estanterías de las tiendas de juegos de mesa en noviembre. Ésta va a ser una de las temporadas navideñas más oscuras y vacías de la historia de los juegos de mesa, y literalmente nadie tiene el poder (o el dinero) para evitarlo.
(...)
ESO es lo que está pasando ahora mismo. Eso es lo que está pasando con
todas
y cada
editorial.
No importa lo grande, no importa lo pequeña. La situación está empeorando cada día; la gente ha acordado contratos un día y el precio se ha incrementado en casi un 10% al día siguiente.
Cuando finalmente hacen la llamada (...) se puede haber legado al punto de ... más o menos extorsión.
(...)
No es más caro conseguir imprimir la mayoría de los juegos de mesa en Norteamérica.
Es IMPOSIBLE.
Estados Uniodos no tiene las fábricas, no tiene las herramientas de fabricación, y no tiene los *materiales físicos* de muchos componentes, nos estáis pidiendo que vayamos a comprar a un negocio que simplemente no existe.
El autor Bruno Faidutti comenta con tino (11 julio 2021):
Si el aumento de los precios conduce a una cierta internalización, menos transporte y menos calentamiento global, podría ser algo bueno a largo plazo. Sin embargo, siempre debemos tener cuidado de que una desglobalización económica no vaya acompañada de desglobalización cultural.
China queda algo lejos, en varios sentidos.
¡Nos jugamos!