Santa y la cabra, no compréis mi juego.
Hace unas semanas hablábamos de las malas prácticas y la deriva pública ultraderechista de Jeff Bergren, responsable de la editorial estadounidense The Gaming Goat TGG Games: La cabra que juega (mal) (12 septiembre 2021).
El autor Bruno Faidutti está apunto de publicar un juego de cartas con esa compañía, pero prefiere que no salga a la venta; que si finalmente lo hace, nadie lo compre; y que si pese a todo obtuviese beneficios por su venta, los donará íntegramente.
Cuenta en su web: La chèvre et le Père Noël (10 octubre 2021).
Mis juegos no suelen llevar ningún mensaje ideológico, pero mis opiniones políticas no son un misterio para quienes me leen regularmente. Sea como sea, no compruebo sistemáticamente el historial o las opiniones políticas de la gente diseñadora gráfica o editora con quienes trabajo, y me desagrada mucho la idea de tener que hacerlo. Incluso cuando, como es el caso de algunas personas editoras francesas, sé que sus afiliaciones son muy diferentes a las mías, no lo considero una razón válida para no trabajar con ellas. Por el contrario, hay algunas editoras que comparten la mayoría de mis opiniones políticas y que, por razones diversas y absolutamente no políticas, evito cuidadosamente.
Cuando, en los primeros meses de 2021, la gente de The Gaming Goat se puso en contacto conmigo buscando juegos pequeños y ligeros, no busqué en Google el pasado profesional ni las opiniones personales del jefe; del que ni siquiera sabía su nombre, ya que no fue él quien me envió el correo electrónico. Puede que llamara a Bruno Cathala o a Ludovic Maublanc, que ya tenían un juego en marcha con el mismo editor, pero ni siquiera lo recuerdo. Si lo hice, probablemente me contestaron que todo iba bien para ellos. TGG estaba dispuesta a mantener la ambientación de mi juego que otras editoriales habían querido cambiar, así que firmé sin la menor duda para un juego de cartas ligero de faroleo, Santa's Little Elves. El desarrollo y el trabajo gráfico empezaron pronto y esperaba ver mi juego en las estanterías para Navidad, o quizás el año que viene.
No sabía nada todavía de Jeff Bergren cuando se publicó en las redes sociales una imagen de las reglas de otro de los juegos de TGG, obviamente reciclando códigos gráficos de la ultraderecha estadounidense. Me di cuenta de que el editor podía ser un poco provocador en Facebook, pero es algo que puedo llegar a apreciar. Pero cuando la gente empezó a buscar información, no tardaron en aparecer revelaciones sobre su pésima reputación empresarial, sobre sus malas prácticas comerciales y el mal trato con los clientes. Entonces el Sr. Bergren se hundió más y más con comentarios violentamente sexistas, agresivos y desagradables en Facebook y en otros lugares.
(Aunque normalmente mis relaciones con los editores son bastante fáciles, está claro que las cosas han ido demasiado lejos en este caso y no quiero seguir trabajando con The Gaming Goat. Por desgracia, tenemos un contrato firmado (...)
Jeff Bergren ha dejado que otros autores [de juegos en desarrollo por TGG] obtengan su anticipo y puedan irse, cuando no había gastado todavñia dinero en ilustraciones y desarrollo, como ha sido el caso de Artem Safarov. En cambio, no ha dejado libres los juegos que ya estaban casi publicados, como SOS Titanic de mis amigos Bruno Cathala y Ludovic Maublanc; o a juegos cuya edición estaba muy avanzada como mis Pequeños Elfos. Estoy atascado, y como el Sr. Bergen ya no responde a mis mensajes, no tengo ni idea de en qué punto se encuentra el proyecto en este momento. Si no desiste voluntariamente y publica mi juego, tendrá que pagarme algunos derechos de autor, que donaré a Boardgamegeek, sólo por diversión.
Por cierto, hay cierta ironía en que Jeff Bergren y TGG hayan decidido publicar Santa Little Elves. Mis juegos no suelen ser políticos, pero en este había dos bromas políticas no muy sutiles, y precisamente derechistas. Mi prototipo se burlaba de los juguetes de género, con cartas rosas "para niña" y cartas azules "para niño". Los desarrolladores eliminaron los colores, argumentando que laspersonas que jugasen podían tomárselo al pide la letra y no ver el humor, lo que reconozco no era totalmente absurdo. Lo que resulta más extraño, teniendo en cuenta quiénes parecen ser, es que mantuvieran el otro chiste, las herramientas conceptuales y el vocabulario marxista que yo había utilizado para describir las relaciones entre Papá Noel, descarado explotador capitalista; y los pequeños explotados elfos cuyos gorros de lana son su único capital.
Jeff Bergren se presenta ahora como víctima de la "cultura de la cancelación" y acusa a sus detractores de intentar hundir su pequeña empresa estadiunidense. (...) Lo que ocurre con Jeff Bergren no es eso. No se trata de un debate intelectual sino de un negocio, no se trata de cancelar sino de boicotear. Podría haber pasado fácilmente a un modo de control de daños tras el episodio de la rana, pero decidió redoblar la apuesta y sólo puede culparse a sí mismo de eso. No es víctima de una cábala, ni siquiera de sus ideas políticas, es víctima de su propio comportamiento y provocaciones. Esto no nos deja a mí y a otros autores otra opción que distanciarnos de su compañía. No lo disfruto, porque no me gusta sentirme como si siguiera a la multitud y añadiera un último clavo al ataúd, pero a veces la multitud tiene claramente razón. Si TGG no se da por vencida y publica realmente Santa's Little Elves, que está en su derecho contractual, os animo a no comprarlo y a esperar a que, algún día, acabe en una editorial más amable. Mientras esperas, puedes jugar a otros de mis juegos ligeros como (...) Cockroach Poker, Venture Angels (...), Knock Knock o Waka Tanka.
Para terminar con una nota divertida, al buscar una o dos imágenes para ilustrar este artículo, descubrí que, en Suecia, el carro de Papá Noel es tirado por una cabra. Así que conseguí muchas imágenes.
¡Nos jugamos!