Un empate imposible pero permitido.
Tras el Mundial de Ajedrez clásico en Singapur que gano el indio Gukesh Dommaraju (en un dramático final), la FIDE ha organizado el Mundial de Ajedrez Rápido y Blitz en New York (USA) del 26 al 31 de diciembre.
En estas modalidades sí participa Magnus Carlsen, pero su particular enfrentamiento con la FIDE ha quedado patente con múltiples incidentes.
En el Mundial de Ajedrez Rápido (de partidas rápidas con tiempo inicial de 10 minutos) Carlsen estaba mal clasificado y parecía con poco interés (hasta llegando tarde a sus partidas), pero antes de las últimas rondas fue sancionado por llevar pantalones vaqueros. Según el código de vestimenta de la FIDE se le comunicó una multa (unos 192 €) y el mandato de cambiarse de ropa.
Pero el jugador noruego, indignado, abandonó el mundial, en el que finalmente fue campeón en ruso Volodar Murzin (bajo bandera FIDE) y campeona la india Koneru Humpy (la FIDE mantiene su muy discutible categoría femenina).
La misma noche de su salida Magnus Carlsen apareció en pantalón corto deportivo en entrevistas y en su canal Take, take, take:
(...) Dije: 'Me cambiaré mañana si no hay problema' (...) Pero me dijeron: 'Bueno, tienes que cambiarte ahora'. En ese momento se convirtió en una cuestión de principios para mí.
(...) Estoy cansado de la FIDE, de modo que no quiero más. No quiero tener nada que ver con ellos. Lo siento por quienes me siguen desde casa. Quizá mis principios sean estúpidos, pero no creo que esto sea divertido en absoluto”.
(...)
El presidente de la FIDE en persona, Arkady Dvorkovich, entabló conversaciones con él y su entorno para que volviese al Mundial de Ajedrez Blitz (partidas con un tiempo inicial de 3 minutos) que se celebraba los días siguientes.
Magnus Carlsen aceptó regresar y disputar el torneo de Blitz. Mientras, firma un contrato publicitario con la multinacional textil G-Star de ropa vaquera.
Sin un comienzo muy bueno, Carlsen consiguió ir clasificándose, venciendo en cuartos de final a Hans Niemann (que recordemos demandó a Carlsen el año pasado tras ser acusado por el noruego de hacer trampas sin pruebas, y que posteriormente llegaron a un acuerdo extrajudicial por una cantidad económica no desvelada); hasta llegar a la final de Blitz contra el ruso Ian Nepomniachtchi (que compite bajo bandera de la FIDE).
Tras las 4 partidas reglamentarias, iban empate a 2 victorias cada uno y comenzaron las partidas (aún más rápidas) de desempate. Tras 3 partidas terminadas en tablas, el empate persistía (a 3'5 puntos). Todavía sobre el tablero de su última partida, Magnus Carlsen propuso a su rival dar por finalizada la final y compartir el título.
Esto es algo no permitido por las normas, en las que se debe jugar hasta desempatar, como es habitual en los torneos profesionales o en finales de competiciones deportivas (donde la competición es lo más común). Con varios cambios en el reglamento de este mundial 2024, la FIDE no tenía prevista otra forma de desempate (en ocasiones se usa una partida Armagedón o muerte súbita, en la que las blancas disponen de más tiempo pero las tablas dan la victoria a las negras). Mientras esperaban la decisión de los árbitros, Carlsen bromeaba (¿?) con Nepo sobre seguir haciendo tablas indefinidamente si les obligaban a jugar:
Y si no aceptan, haremos tablas rápidas hasta que se cansen.
Eso sería un comportamiento sancionable, como de hecho ha ocurrido en el pasado cuando se han detectado tablas acordadas de antemano o sin juego real (en el Mundial 2023 de Ajedrez Rápido se sancionó precisamente a Ian Niepómniashi y Daníil Dúbov por un repetitivo movimiento de caballos en busca del empate en tablas).
Y asombrosamente, la FIDE, bajo responsabilidad de Arkady Dvorkovich, aceptó la decisión de los jugadores. Ambos, Carlsen y Nepo, han sido declarados campeones del mundo de Ajedrez Blitz 2024. Mientras, en categoría femenina resultó campeona la china Ju Wenjun (en un torneo mucho más fuera de los focos).
Comentaba después Magnus Carlsen:
Hemos llegado a un punto en el que el día era ya muy largo. Hemos jugado muchas partidas, hemos hecho tres tablas seguidas, y yo me sentía capaz de seguir jugando. Pero ha sido una buena solución compartir la victoria como desenlace. Y yo la he propuesto cuando me tocaba jugar la siguiente con las piezas blancas.
Lo cierto es que el torneo esa jornada llevaba unas 5 horas de duración (desde cuartos a la final), un tiempo nada extraordinario en este tipo de competiciones.
Muchas voces, como la federación rusa, han pedido una investigación, en este extraño acuerdo declarado o amaño nada oculto. Varios jugadores, como Hikaru Nakamura, han expresado su malestar. Una de las voces más críticas ha sido justo el estadounidense Hans Niemann:
Esto debe ser causa de investigación por el Comité de Ética de la FIDE. No puedo creer que dos jugadores, que me acusaron maliciosamente e intentaron arruinar mi carrera, rompan ahora las reglas abiertamente. La ironía no puede ser peor”.
Posteriormente ha comunicado Carlsen (en X):
Nunca he preacordado un empate en mi carrera. En el vídeo estoy bromeando con Ian en una situación en la que faltan reglas de desempate decisivo. Obviamente, no era un intento de influir en la FIDE. Se dijo con el ánimo de que yo pensara que la FIDE aceptaría nuestra propuesta. En todo caso, fue una broma de mal gusto, dada la gravedad de la situación.
Creo que la partida en sí mostró a dos jugadores jugando un ajedrez de alto nivel, igualados y ambos merecedores de la victoria.
Lo sucedido en conjunto es parte del pulso constante de Magnus Carlsen con la FIDE, en el que ambas partes han atacado, defendido y cedido en parte.
En los juegos de mesa se debe jugar correctamente para ganar, o cumplir el objetivo o el reto al que nos enfrente la partida. Pero lo importante es el camino al objetivo, no ganar -parafraseando al Dr. Reiner Knizia. Cuando se quiere competición con juegos de mesa, pueden surgir los problemas.
¡Nos jugamos!