Otro cuento.
Gamificación, ABJ, ludificación y términos similares están de moda en los últimos años y su uso sin rigor o excesivo suele llevar a exageraciones y sinsentidos en demasiadas ocasiones.
Los juegos de mesa son obras culturales por sí mismos y su objetivo es la diversión y el ocio cultural y social. Sin duda su práctica, el hecho de jugar, puede tener muchos beneficios asociados. Y con las peculiaridades propias del juego, estos efectos saludables o beneficiosos no serán algo radicalmente diferente a los obtenidos al leer un libro o ver una película por ejemplo, entre otras muchas actividades culturales que no necesitan de valor añadido a marchas forzadas para hacerlas dignas.
Los libros, las canciones, o las películas, también pueden ser usados en educación -Y de hecho así se hace de costumbre, integrando su uso en unidades didácticas y acciones pedagógicas. Pero estos objetos de creación, socialmente más aceptados como cultura, no se instrumentalizan tanto como los juegos. No se habla de peliculación; ni aprendizaje basado en películas; por decir algo. Ni se puede decir que puedes educar a tus hijas e hijos casi exclusivamente con películas, cosa que sí se dice respecto los juegos de mesa con el término de gameschooling (game + schooling - Juego y enseñanza en inglés).
Los juegos de mesa no son una panacea educativa. Además los juegos mantienen cierta pátina de infantilidad para buena parte de la sociedad, por lo que tomarlos como meras herramientas de enseñanza puede hacer que no tengan importancia más allá de ese ámbito pedagógico o que se abandonen cuando la infancia se deje atrás. Se debe leer a todas las edades, al igual que hay música, pintura, teatro, películas, series y juegos de mesa para disfrutar durante toda la vida. Y todas estas prácticas siempre nos pueden enseñar cosas nuevas.
Jugar es una opción de ocio válida en si misma y que persigue el mismo objetivo que buscamos con cualquier otra actividad cultural que nos guste: pasarlo bien y disfrutar del momento, tal vez hasta ser felices mientras jugamos. Si además socializas con otras personas, o la temática del juego te enseña detalles o atrae tu atención sobre aspectos históricos, naturales o sociales del mundo; pues estupendo. Pero un juego de mesa no es un ensayo pedagógico.
No conocemos el origen del gameschooling, pero parece ser que una responsable de hacerlo popular y su más conocida promotora es Caitlin Fitzpatrick Curley. Su negocio se dirige desde la web My little poppies dedicada al homeschooling (hogar+enseñanza), es decir, la educación en casa sin ir al colegio. También dirige los foros de Neverboardlearning, una comunidad de pago para aconsejar juegos a las familias; o el podcast The Homeschool Sisters.
Hay multitud de otras webs y otras personas dedicadas al tema. Y como los juegos de mesa están creciendo socialmente a nivel global y cada vez más gente los va conociendo, los juegos se ven involucrados en líos como éste. Así se puede llegar a aconsejar el juego estratégico Wingspan de Elizabeth Hergrave como herramienta para la infancia para "aprender Ciencias Naturales", "una joya para aprender de aves, criar las nuestras y trabajar nuestro aviario" (Visto en "Tus hijos pueden aprenderlo todo con juegos de mesa, conoce el GAMESCHOOLING" de Mamá valiente - 29 abril 2021).
Con todo lo que amamos los juegos, no queremos exagerar con ellos. Realmente no les hace falta.
Jugad y pasadlo bien, disfrutad de la Cultura todos los niveles con otras personas; ayudaremos a un mundo mejor.
¡Nos jugamos!