Un juego de cartas con adorables mininos, sacos de contenido desconocido, y una divertida subasta con giros inesperados en las pujas.

El gato Félix viene encerrado una caja pequeña que contiene un juego muy grande. Filou (Die Katze im Sack), su título original, fue publicado en 2007 por 2F-Spiele - Ya sabéis; la editorial alemana que significa "Juegos-2-Efes", en referencia a las iniciales del autor Friedemann Friese, cuyos juegos además siempre tiene títulos con palabras que empiezan por la letra "F" y en cajas de color verde, como el pelo del propio Friedemann. Entonces este juego ya estuvo a punto de ser publicado en España, pero no ha sido hasta finales de 2010 cuando por fin ha tenido edición en castellano de la mano de Edge.
Otros juegos del mismo autor publicados en España son Turbo Taxi, Alta Tensión, Director de Fábrica o Famiglia.
de Friedemann Friese
¿Quién no conoce expresiones coloquiales como ¡Aquí hay gato encerrado! o ¡Me han dado gato por liebre!? En este juego podrás experimentar el significado de estas expresiones por ti mismo.
Un grupo de gatos buscan nuevos dueños, pero estas afortunadas personas no saben si conseguirán suaves gatitos o uno o varios gatos viejos de los malos. Algunas veces un perro es útil, ya que ahuyena los gatos que no quieras. Pero demasiados perros es peor, ya que entoncen solo pensarán en ahuyentarse a si mismos. Un sesudo juego de faroleo con muchas decisiones que tomar interesantes. Con sus ratones, los jugadores intentan atrapar al famoso Gato Encerrado. En el saco hay tanto gatos buenos como malos. Cada jugador también puede poner un perro o un conejo en el saco, en lugar de un gato, permitiendo a estos jugadores farolear a sus oponentes. Al final del juego, todos los gatos con puntos positivos y los ratones suman puntos, pero los gatos con puntos negativos se restan de tu puntuación.Félix es un juego rápido y sencillo, en el que tendrás que competir por atrapar al famoso Gato Encerrado, que está prisionero dentro de un saco. Gracias a su original sistema de subastas y faroles, las enconadas disputas entre jugadores (y las risas resultantes) están aseguradas. Así que agudiza el ingenio y estudia a tus rivales, porque ellos también lo estarán haciendo y sólo hay un Gato Encerrado.
Contenidos:
- 55 cartas enormes de Gatos (incluido el Gato Encerrado), Ratones, Perros y hasta un Conejo.
- 1 saco de madera, para indicar al jugador inicial.
- 76 monedas de Ratones (68 verdes y 8 negras).
- Un manual de reglas.
3-5 personas, 8+ años
20 minutos
P.V.P.: 11'95 €

Y aunque es un conejo, esta carta a efectos prácticos de juego es como las demás de gatos, pero con valor cero.
La mecánica central del juego es una subasta por algo de valor desconocido pero del que conforme queden menos pujadors, se vaya sabiendo más. La idea le surgió a Friedemann en un taller sobre mecánicas de juegos en el encuentro de diseñadores de Weilburg. Surgió el debate sobre si se podían hacer subastas en las que no se conociera porqué se está pujando o si la información conocida pudiese cambiar en el transcurso de una subasta. Con pocos cambios desde el primer prototipo, el mismo autor se dio cuenta que tenía un buen juego entre manos.

Cada persona en la partida tiene un mazo de 10 cartas. 8 de ellas tiene un valor numéricxo y otras dos son un perro grande y un perro pequeño. Antes de comenzar cada persona pierde una carta al azar, por lo que se juega con 9 cartas, utilizando una en cada una de las 9 rondas que dura la partida.

Según el número de personas en el juego, se colocan unas cartas verdes de guía, que tienen un valor numérico (Nada-2-3-4-6). Cada persona, según su orden de turno, elige y coloca una de las cartas de su mano bocabajo bajo la carta verde correspondiente. Las cartas tienen un sus dorsos unos sacos, con diferentes colores para cada jugador Así se forma el lote de sacos a subastar, con uno colocdado por cada persona. Cada cual conoce por tanto sólo una parta del lote puesto en subasta.

Una vez colocadas todas las cartas, se voltea la primera de la fila; la carta colocada por el jugador inicial de la ronda en juego.
Y comienza la subasta: Comenzando por el jugador inicial y en sentido horario, cada persona debe pasar o bien pujar superando la puja anterior. El dinero para pujar en el juego son fichas de plástico denominadas ratones. Quien puje más ratones cuando todas las demás personas hayan pasado se llevará el lote completo de cartas, pagando la cantidad adecuada de ratones a la reseva.
Pero lo divertido es qué ocurre cuando alguien pasa en una ronda de subastas. Primero, quien pasa obtiene la cantidad de monedas indicada en la siguiiente cata verde sin carta de saco volteada - eso es lo que significa la numeración de las cartas verdes y dichos ratones e toman de la reserva del juego. A continuación, se voltea la siguiente carta de saco. La subasta continúa con las personas que no hayan pasado todavía.

Por tanto, quienes permanecen en la subasta tienen ahora más información sobre el lote puesto en juego pues hay una carta más descubierta. Además, pasar más tarde en la ronda proporciona mayores beneficios pues los ratones que proporcionan las cartas verdes al pasar van en aumento (2-3-4-6). Las posibilidades de faroleo y de riesgo están claras.
¡Cuántas y cuán diferentes subastas hay en los juegos de mesa!


Hay cartas de valor positivo, hasta de +15; gatos de valor negativo, hasta -8; y el ya conocido conejito rosa de valor nulo. Al final de la partida, la puntuación de cada persona es la suma de las cartas que haya conseguido más los ratones que tenga. El mayor total gana,
Las cartas de perros tienen otra función. Si en un lote de sacos hay más de un perro, se pondrán a olisquearse mutuamente entre ellos y se anulan sus efectos. Pero si en un lote de sacos sólo hay un perro, éste eliminará una carta con el valor más alto del lote si es un perro grande, o una del valor más bajo si es un perro pequeño.
Cada ronda la comienza quien ha ganado la puja anterior, con una pieza de madera con forma de saco como indicador de jugador inicial. Lo mejor es por lo general ser uno de los últimos jugadores de la ronda, para que tu carta, cuyo valor sólo conoces tú, sea de las últimas en desvelarse haciendo la información pública. Algo de atención para recordar las cartas jugadas por cada rival ronda tras ronda también puede ayudar a saber cuándo pueden estar en juego cartas valiosas, o desastrosas, pero este aspecto memorístico no llega a ser algo relevante.
En Félix, el gato encerrado es más importante la psicología interactiva entre las personas sentadas en la mesa y el fino arte del disimulo en el faroleo. La decisión en cada turno sobre si pasar o subir al puja (y por cuánto subirla) es sencilla, que no simple, y sobre todo emocionante.
La inteligente mecánica de subasta hace funcionar el juego, con rápìdas y divertidas partidas para tod@s.

¡Miau!
Nos jugamos.

